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Lo que queda del 2020

Cómo prepararnos para lo que resta del 2020

 

Ha sido un año difícil, y aún sigue siéndolo…

La pandemia a nivel mundial aún esta presente y las consecuencias de ésta en muchas de nuestras familias ha dejado importantes secuelas, no sólo en cuanto a salud y pérdidas de seres queridos, sino también en lo económico; muchos de ustedes han quedado sin trabajo, sin ingresos, han perdido negocios o emprendimientos que se traducen en años de sacrificios e inversiones y que hoy sólo quedan en los recuerdos.

Esta enfermedad ha generado la peor de las crisis de los últimos tiempos, y el temor a enfermarse, el desconocimiento a lo que va a venir después, la ansiedad generada por esta incertidumbre y preocupaciones, la mayor demanda y exigencia a nivel personal y/o laboral por las medidas sanitarias a cumplir, el distanciamiento de nuestros seres queridos, el aislamiento, y en general, todo lo que involucra una pandemia, puede ser muy abrumador, produciendo una tensión permanente, aumentando los niveles de estrés y despertando emociones que influyen en las relaciones tanto con nosotros mismos, como con los demás.

No todos respondemos de igual manera a una crisis tan especial. El verla como una gran amenaza o no, depende de las creencias, vivencias y experiencias personales. La diversidad de percepciones surge de las diferencias individuales, pero por el impacto de la pandemia a nivel mundial, el tiempo prolongado de la enfermedad, la gran incertidumbre, preocupaciones y desconocimiento del virus, escapar del estrés es casi imposible.

La falta de certeza de lo que viene, complica nuestros planes, impide planificar nuestro futuro, genera miedos, angustia por desconocimiento de nuestra nueva forma de vida e implica cambios que nos mueven de la situación de equilibrio que teníamos. Todo esto nos lleva a estar mucho tiempo pensando en forma “negativa”, acumulando preocupaciones y desviándonos de nuestro principal objetivo de vida.

Prestigiosos científicos que estudian la relación mente-cuerpo han demostrado que cuando tenemos una mentalidad negativa, tendemos a concentrarnos en el problema, mientras que cuando ésta es positiva estamos abiertos a las posibilidades, lo que facilita la resolución de problemas.

Esto nos ha llevado a compartir con ustedes algunos tips, no sólo para lidiar con el estrés, sino fundamentalmente para ir preparándonos para lo que resta del 2020 y crear una imagen positiva en nuestras mentes, que nos guíe hacia un futuro más prometedor y optimista de lo que creemos. La idea básica es que el fracaso no existe, sólo hay resultados, por tanto, nadie ha quedado “destruido”, sino más bien todos funcionamos a la perfección, produciendo resultados. Que a unos no les resulten sus acciones como quisieran, es factible, pero lo importante es saber que todos nosotros podemos programar nuestras mentes, organizar nuestras ideas y acciones a fin de producir resultados. Todos nosotros contamos con los recursos internos necesarios, o de lo contrario, podemos crearlos, para alcanzar nuestras metas.

Muchos de ustedes están reinventándose, otros, aún necesitan levantarse para volver a empezar, y aquellos que comiencen a ver esta crisis como una oportunidad, tendrán el positivismo y la tranquilidad suficiente para lograr con éxitos sus objetivos.

Algunos tips

1. Identificar lo que quieres.

Para tener éxito lo primero que hay que tener claro es la meta que queremos alcanzar. Cuanto más precisa y positivamente puedan definir lo que quieres, podrás programar más fácilmente tu mente para buscar y ver posibilidades, y tanto más seguro estarás de obtener lo que quieres. Las oportunidades existen cuando son reconocidas como tales.El objetivo debe estar bien definido: debe estar enunciado en forma positiva (para el cerebro no existe el no, piensa en lo que quieres más que en lo que no quieres), debe estar razonablemente bajo nuestro control (tener los recursos para alcanzarlo, pregúntate como lo lograrán, qué necesitamos, etc.), debe tener un limite de tiempo para lograrlo (ni tan largo para no alcanzarlo nunca, ni tan corto como para desmotivarse), y por ultimo, el objetivo debe ir en armonía con uno como persona, en su totalidad. Pero por sobre todo, el objetivo debe ser motivante, debemos querer alcanzarlo y creer en que lo lograremos.

2. Agudeza sensorial.

Estar alerta y mantener los sentidos abiertos, de manera que se den cuenta de lo que están obteniendo; (por nuestros filtros perceptivos, enviamos o recibimos mucha información de manera inconsciente); es tomar conciencia sensorial en el momento presente. Entrenarse en la agudeza sensorial nos permitirá saber donde enfocar la atención, conocer nuestras imágenes internas, nuestros sentimientos y emociones; en la comunicación con otros, significa advertir los signos que nos permite entender al otro, saber como responder. Se necesita de agudeza sensorial para advertir que lo que estás haciendo lleva a lo que se quiere realmente.

3. Tener la flexibilidad para ir cambiando la forma de actuar hasta que obtengan lo que quieren.

Si haces lo que siempre has hecho, siempre obtendrás lo que siempre has obtenido. Si no resulta lo que estás haciendo, haz otras cosas. Cuantas más opciones tengas, más oportunidades de éxito tendrás. Confía en ti mismo, para hacer algo bien, te vas a equivocar muchas veces y cuanto más lo intentes, más rápido llegarán al resultado correcto; la mayoría de las habilidades requieren de tiempo y de práctica para desarrollarse. Se creativos, desarrolla ideas nuevas, investiga resultados diferentes y aporta con distintos puntos de vista; la solución llega más fácil.

4. Pensar en los problemas como si fueran oportunidades.
Evita pensar obsesivamente en los problemas, en lo que has perdido o no has podido hacer. Enfocarse en lo que has logrado, en los objetivos alcanzados en el caminar hacia la meta final establecida, cambia nuestro pensamiento. Es importante cambiar la perspectiva para observar el entorno no como una amenaza sino como una oportunidad de desarrollo. Aumentaremos las oportunidades cuando en lugar de estar focalizados en el problema, nos centramos en las soluciones.

“Los problemas siempre nos acompañarán. El problema no es el problema; el problema reside en la forma que la gente los encara. Esto es lo que destruye a las personas, no el problema. Entonces cuando aprendemos a encararlos de manera distinta, los manejamos de manera distinta y se tornan distintos.” –Virgnia Satir

En este punto, las técnicas de imaginería y visualización enfocan nuestra predisposición positiva hacia lo que viene, nos ayudarán a lidiar con el estrés, guiando nuestra mente a estados emocionales más adaptativos y saludables.

5. Recibir y transmitir positividad.

Buscar el lado positivo de los acontecimientos cotidianos, de la información que recibes, además de comunicar las ideas utilizando un lenguaje “positivo” y motivador, en que resalten los pensamientos y sentimientos positivos, en lugar de los errores o descalificaciones. Los pensamientos negativos producen señales dañinas para el cuerpo, mientras que los positivos, además de mantenernos saludables y de buen humor, nos ayudan a aumentar nuestra autoestima y confianza, librándonos de muchos errores y limitaciones que la mayoría de las veces son producto de nuestra mente, como también nos ayuda a abrirnos ante nuevas posibilidades, oportunidades y desafíos. Por tanto, transmitir una imagen positiva de éxito es clave para prepararnos y crear una predisposición concreta y segura hacia la meta propuesta. Cada vivencia tiene tres ámbitos que la conforman: el pensar, el sentir y el actuar. Un pensamiento positivo nos genera un sentimiento positivo y, en consecuencia, un comportamiento positivo.

6. Expresar gratitud.

Si cada día expresamos gratitud por lo logrado, automáticamente nuestra mente se enfoca en situaciones positivas, inhibiendo aquellas negativas. La gratitud instantáneamente te pone en contacto con el sentimiento de amor, el miedo, la angustia y preocupaciones pasan a segundo plano.

7. Programar el éxito y la felicidad.

Al comienzo de la reflexión decíamos que la crisis actual no nos permite planificar nuestro futuro, sin embargo, hay algo que sí podemos hacer, y es programar nuestra mente para afrontar el cambio que se nos aproxima y lograr con éxito los nuevos desafíos. Usar la visualización para crear una imagen de éxito futuro facilitará el camino para atraer lo que se proponen.

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